jueves, 17 de junio de 2010

PORTADA: ITALIA Y EL RENACIMIENTO

Introducción al renacimiento italiano

Para poder comprender en su totalidad lo que una corriente tan comleja como la del Renacimiento supuso, en primer lugar se hace necesaria una inmersión en las causas desencadenadas en la misma. Así, es preciso señalar que la crisis de los valores conocidos, iniciada a mediados del siglo XIV en Europa, dará origen a nuevos modos de concebir y explicar la realidad, puesto que demostrado quedaba que los vigentes estaban obsoletos.

Unido a esto hay que tener en cuenta el desarrollo de un espíritu mucho más crítico, que desembocará en la "escisión de lo profano y lo religioso", el avance de la ciencia y la tecnología, el aumento en la difusión de la cultura y la aparición de una nueva clase social enriquecida, con peso en la toma de decisiones en demandante de arte: la burquesía.

Y en este contexto de comienzos de la Edad Moderna, Italia se alzará como la gran renovadora de antiguos sistemas artísticos, por medio de la reelaboración de la herencia grecolatina y de la asunción de un humanismo que intelectualizará la realidad, despojándola del sentido religioso en primera instancia.

Los motivos por los cuales este proceso tiene lugar inicialmente en la península itálica son varios: por un lado, hay que tener en cuenta que el espíritu del gótico, así como sus formas, no había terminado de arraigar en este país de igual manera que en el resto de Europa. Además, Italia era precursora en la moderna economía y en la organización política del territorio (mediante sus ciudades-estado) y contaba con una enorme herencia literaria, filosófica y artística clásica a la que se volverá la mirada a lo largo de los siglos XV y XVI.

Teniendo en cuenta toda esta serie de circunstancias y el cambio que se estaba operando en la concepción del mundo, era lógico que los modos existentes de representación del mismo llegaran a un punto en el que ya no fueran válidos, debiéndose encontrar otros nuevos. Sin embargo, el Renacimiento no supuso una completa "innovación" y ruptura con lo anterior sino que muchas de la claves que en él se pueden encontrar obedecen a la culminación de un proceso de transición iniciado ya en el medievo.

Lo que aporta el Renacimiento de novedoso es su ideal antropocéntrico : el concepto de la posición y el valor del hombre en el mundo va a experimentar una suerte de revisionismo, pasando éste a ser considerado eje central de la creación puesto que es la obra más "perfecta" que en ella se puede encontrar (muy unido a este hecho se puede establecer el individualismo inherente a dicha corriente renacentista). También será muy señalado en estos momentos el afán por comprender la realidad, al servicio del cual entrarán a formar parte la ciencia y la técnica, adquiriendo su desarrollo ahora un alto grado una vez liberado de lastres pseudoreligiosos. Así, es el espíritu que anima al mundo lo que cambia en el Renacimiento, resultando todo este conjunto de factores decisivo en relación a la historia del arte puesto que poseerá su analogía en dicho campo (la representación se hace más naturalista, surge la perspectiva, se adecuan las proporciones a la percepción humana, etc).

El arte italiano del Renacimiento supondrá un resurgir de los modelos clásicos de la Antigüedad, un interés por el estudio de la naturaleza y de la forma óptima de su representación (cambia con respecto a la Edad Media no tanto la búsqueda del naturalismo como el porqué de dicha elección), el intento de consecución de la armonía en las composiciones (que se trata de conseguir por medio de la aplicación de leyes teóricas) y la aparición de una mentalidad que considera individualemente a los artistas en función de la calidad y los rasgos particulares de cada uno.

Por lo general, el arte del Renacimiento en Italia suele dividirse en dos grandes periodos, correspondiéndose el primero de los mismos, el Quatroccento o Primer Renacimiento, con el siglo XV y el segundo, denominado Cinquecento , con el XVI (será este su periodo de madurez). Sin embargo, es preciso realizar la matización de que previamente a ambos periodos habría existido un primer momento "pre-renacentista" llamado Trecento (s. XIV), importante porque a lo largo del mismo desarrollará su obra Giotto di Bondone (considerado el iniciador del Renacimiento), de la misma manera que, a mediados del s. XVI, se podrá advertir ya la aparición de una contracorriente resultado de la crisis que Europa va a sufrir en estos momentos y que, artísticamente, derivará en el nuevo estilo manierista.










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